Desde pequeña siempre había querido ir a Canadá. No sé cuál fue el momento en el que ví una foto del Lake Moraine y me dije «tengo que ir ahí», pero da igual. Lo importante es que era un gran sueño viajero ¡y lo he cumplido!
Estuve en Canadá en el verano del 2017. Fue un viaje que hice en solitario durante 24 días, moviéndome en transporte público, con mochila y haciendo muchos treks. Porque si vas a Canadá, no puedes hacer otra cosa que no sea estar en contacto con la naturaleza, ¿no crees?
Me encantan los destinos en los que el paisaje es precioso, sobrecogedor y que te hace volver en cierto modo al origen, que dan claridad a tu vida. Las Montañas Rocosas son eso y más. Allí es posible ver montaña tras montaña, valles recorridos por ríos de aguas de colores increíbles, cascadas, lagos del más puro e intenso azul… Pero también los efectos del cambio climático. Es muy evidente el retroceso de los glaciares y por eso creo que es muy importante que todo el mundo vea sus paisajes antes de que desaparezcan y, más aún, que te conciencies de que hay que luchar para conservar la belleza de nuestro planeta. Sin naturaleza, no hay vida.
Espero hacerte llegar todo esto a través de mis posts y que Canadá se convierta en tu sueño, un sueño que algún día puedas llegar a cumplir. Volví unos años después y te aseguro que todo el país merece la pena un viaje.
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