Un día en Lieja da para mucho. Además de reencontrarme con un buen amigo que hace tiempo no veía, en mi visita me dio tiempo a visitar los monumentos, ir de compras, probar cervezas belgas y pasear por la feria. No está mal para una escapadita, ¿no?
Mi primera parada (literalmente, porque viajaba en tren) fue la estación de Liège Guillemins. Si llegas en tren a la ciudad probablemente lo harás a esta estación, y cuando salgas del tren, seguramente pensarás «este edificio me suena». Pues sí, te sonará porque se parece mucho a la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, ya que su arquitecto también es Santiago Calatrava y ambos diseños tienen un cierto parecido.
Qué ver en un día en Lieja
Tras dejar la estación, fuimos hacia la Basílica de San Martín, una de las siete colegiatas de Lieja, aunque tuvimos que conformarnos con verla solo por fuera, ya que estaba cerrada. Según he podido leer, parece ser que solo se puede visitar en julio y agosto. Con el chasco, nos fuimos hacia el centro de la ciudad, y de camino, nos topamos con el Teatro de la Ópera.
En esta zona hay varios centros comerciales, y en nuestro recorrido hacia la Plaza Saint-Lambert, lugar en el que se sitúa el Palacio de los Príncipes Obispos, no pudimos resistirnos a hacer un poco de shopping. La verdad es que entre las tiendas, los restaurantes y los cafés, en los alrededores de la plaza había mucho ambiente, haciendo del centro de Lieja un lugar muy agradable para pasear.
Continuamos con nuestra ruta hacia la Colegiata de San Bartolomé (otra de las 7 que había originariamente en la ciudad), la cual nos llamó mucho la atención por sus alegres colores. En su interior se encuentra una de las 7 maravillas de Bélgica: una pila bautismal de bronce tallada entre los años 1107 y 1118. Visitarlo cuesta 2 euros. Siguiendo con las colegiatas, no podíamos perdernos la Catedral de Saint-Paul. Fue una colegiata hasta que la antigua Catedral de Saint-Lambert (en la plaza del mismo nombre) fue destruida durante la Revolución Francesa. Alberga el Tesoro de Lieja, el cual puedes visitar previo pago de 5 euros.
Después de hacer una pausa para comer, decidimos visitar la feria. La Foire d'Octobre, o Feria de Octubre, es una de las más largas en duración en Bélgica (unas 6 semanas), y probablemente, también en tamaño, ya que se extiende a lo largo de 1 kilómetro en el Boulevar d'Avroy. Atracciones, tómbolas, puestos de comida… la verdad es que a la feria no le faltaba de nada.
Para rematar el día, fuimos a explorar El Carré. Entre sus calles me llamó la atención especialmente una de ellas, ya que era muy estrecha, y se llamaba precisamente calle del Carré. Este barrio está lleno de bares y es el centro de la fiesta de Lieja (donde se concentran sobre todo los estudiantes Erasmus). Me pareció increible el ambiente que había, así que decidimos formar parte de él y nos hicimos una ruta para probar diferentes cervezas belgas (Jupiler, Maes, Primus…). ¡Un buen colofón para un gran y variado día!
¡Idea!
Antes de salir de Guillemins, pásate por la oficina de turismo que hay allí, pide un mapa y compra un ticket de autobús para todo el día. Este cuesta 3,40€, y lo amortizarás seguro. El viaje sencillo cuesta 1,70€, así que solo con ir hasta el centro y volver (la estación está retirada), ya pagarás su precio, y tendrás la ventaja de poder moverte por toda la ciudad de forma económica.