El Palacio de Diocleciano de Split

Cuando una visita Split no puede dejar de visitar su atracción turística más importante: el Palacio de Diocleciano. Este palacio fue construido por el emperador romano Diocleciano y con él nació la ciudad. Para la UNESCO, representa el mayor ejemplo de arquitectura romana en la costa este del mar Adriático, y gracias a ello, el centro histórico de Split fue declarado Patrimonio de la Humanidad por esta organización en 1979.

Palacio de Diocleciano, Split
Así era el Palacio de Diocleciano en la antigüedad

¿Cómo es el Palacio de Diocleciano?

El Palacio de Diocleciano no es un palacio convencional, sino que es uno de los pocos monumentos históricos del mundo que actualmente permanece habitado. Y no es que aquí viva ningún rey ni nada de eso, sino que entre sus muros se esconden muchos hoteles, apartamentos y casas. Aunque debe ser un lujazo vivir entre unos muros con tanta historia, hay una parte negativa en todo esto, y es que como este lugar siempre ha permanecido habitado, en él han tenido lugar muchas modificaciones y algunas partes del mismo no se conservan muy bien.

Uno de mis lugares favoritos dentro del palacio es el Peristilo, un bonito patio rodeado de columnas. Se trata de una de las zonas más animadas de Split, debido a que en uno de sus costados se encuentran la Catedral y su preciosa torre (a la que subir para admirar las vistas que ofrece) y, en el otro, un bar-restaurante que ofrece música en vivo todas las noches (y de la cual es posible disfrutar en las mismas gradas del Peristilo).

Dando un paseo por las callejuelas del palacio puedes encontrarte iglesias, muchas tiendecitas, bares, restaurantes y tesoros escondidos, como el templo de Júpiter que, vigilado por una esfinge original traída desde Egipto, se encuentra junto a la calle más estrecha del mundo, «Putsi me proci» (o «déjame pasar»).

Peristilo, qué ver en Split
El Peristilo es uno de los lugares con más encanto que ver en Split

Otra de las cosas que visitar son los sótanos del palacio. Sinceramente, no recomiendo mucho esta visita, ya que creo recordar que la entrada rondaba los 5 euros por cabeza y no había demasiado que ver. En el momento en el que lo visité, había una exposición en la que los artistas daban sus visiones sobre cómo hacer del mundo un lugar mejor. Había cosas curiosas, pero no me pareció algo que mereciese la pena.

Para completar un día redondo paseando por los rincones del Palacio de Diocleciano, no puedes dejar de visitar los mercadillos que rodean el monumento, donde puedes encontrar un souvenir de la ciudad. Uno de ellos se encuentra en un pasaje subterráneo (al lado de los sótanos del palacio) que une el Peristilo con el paseo marítimo, aunque hay otro algo más grande situado justo detrás de la Catedral, al lado de una de las puertas del palacio.

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