Cada 30 de diciembre se celebra en Madrid un acontecimiento muy especial: el ensayo de las campanadas de Nochevieja. Poco a poco se está convirtiendo en toda una tradición, y es que todos aquellos que no pueden asistir el día 31 de diciembre a comerse las uvas en la Puerta del Sol tienen la oportunidad de vivir la fiesta y el buen ambiente la noche anterior. Yo ya he estado 3 años y ¡siempre me lo he pasado en grande!
Muchos acuden disfrazados, aunque no hace falta currárselo mucho. Puedes darte una vuelta por el mercadillo de la Plaza Mayor y encontrar la peluca, careta o gorro que más gracia te haga, además de petardos y las típicas bolsas de cotillón. Y si no te apetece disfrazarte no pasa nada, lo importante es el espíritu festivo y las ganas de pasárselo bien.
Una cosa muy importante, si eres superticioso, es que ¡NO debes tomar uvas! Puedes comértelas, pero hay quien dice que da mala suerte; por eso la mayoría opta por chucherías, Lacasitos, Conguitos… algo blandito y pequeño para no atragantarse.
Si quieres coger buen sitio tienes que acercarte pronto a la Puerta del Sol. Acude muchísima gente, y cuanto más se acercan las 12 más llena está la plaza. En una ocasión no pude ni entrar, así que este año estaba allí a las 10 y media, al ladito del árbol de Navidad y con unas vistas fabulosas del reloj.
Si te acercas en Metro, debes tener en cuenta que la parada de Sol cierra unas 2 o 3 horas antes de las campanadas. Para entrar a la plaza la policía hace controles para evitar altercados una vez dentro. Se permite beber alcohol, siempre y cuando no se lleven botellas de cristal. Si te pillan con una botella de cristal, la tirarán, así que mejor no arriesgarse.
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Para las próximas Navidades, apúntalo en tu agenda. Te vas a divertir ¡muchísimo!