Descubriendo la Vall de Núria con Barcelona Travel Bloggers

El pasado fin de semana celebramos el 4º aniversario de Barcelona Travel Bloggers. Además de pasar un fin de semana increíble con muchos compañeros bloggers de viaje, pude descubrir la Vall de Núria, un rincón muy bonito del Pirineo al que le tenía muchas ganas.

Vall de Núria
La estampa idílica de la Vall de Núria, con el lago y el Santuario entre montañas

No hay palabras para describir el fin de semana del 4º aniversario de Barcelona Travel Bloggers. Después de semanas de duro trabajo en la comisión de organización, por fin veía la luz un proyecto que comenzó como una «pequeña fiesta para los socios» y acabó por convertirse en uno de los eventos del verano del mundo blogger.

La #BcnTBRunBrussels, la gala de #PremiosConB, la desvirtualización de muchos colegas… Fueron muchas las cosas que ocurrieron durante el fin de semana. Entre ellas, la excursión a la Vall de Núria que quiero contarte en este post.

(Si quieres saber más sobre el #BcnTB4, te lo cuento en este post de mi página de Facebook).

Madrugando para ir a la Vall de Núria

Después de un sábado muy intenso en el que la fiesta se alargó hasta las 4:30 a.m., tocaba pegarse el madrugón del siglo para ir a la Vall de Núria. Habíamos quedado a las 07:30 de la mañana en la Plaza Catalunya para tomar el ferrocarril que nos llevaría hasta el Pirineo. Dormí algo así como hora y media esa noche, pero no me importó porque sabía que la actividad me iba a encantar.

La verdad es que todos fuimos muy responsables y llegamos al lugar de la quedada con tiempo suficiente para comprar un café y tomar el tren planeado. Así pues, comenzamos nuestra aventura con un viaje en tren de algo más de dos horas cortesía de Renfe.

El resto de blogs que realizaron la actividad conmigo fueron Viajar lo Cura Todo, De Pronto a Bordo, Xperimentando, Mochileros de Viaje, El Próximo Viaje, Jordi Canal-Soler y Pasea Mundos, ¡y nos lo pasamos muy bien!

Grupito de bloggers Vall de Núria
El grupito que fuimos a la Vall de Núria

Subiendo en cremallera y telecabina

Para llegar a la Vall de Núria solo es posible hacerlo a pie o en tren, ya que es un espacio natural protegido y sostenible. Por ello, tras llegar en ferrocarril hasta la estación de Ribes de Freser, tomamos el tren cremallera con FGC que nos llevaría hasta nuestro destino.

El cremallera, que hace la ruta Ribes – Queralbs – Núria, fue inaugurado en 1931 y recorre un paisaje muy bonito. Salva un desnivel de unos 1.000 metros de altitud, llegando hasta los 1.964 m.s.n.m. que es donde se encuentra la estación de Núria.

Una vez allí tomamos el telecabina que nos llevaría hasta el Pic de l'Aliga, a 2.120 metros. Además de un albergue, en este lugar hay una vistas espectaculares de todo el valle. Hicimos varias fotos y bajamos caminando tranquilamente por lo que en invierno es una pista de esquí.

Pic de l'aliga
las vistas que se tienen desde el Pic de l'Aliga. ¡Pura montaña!

Descubriendo curiosidades

Maravillados por los paisajes que nos ofrecía este rincón pirenáico, llegaba el turno de conocer un poquito más sobre el lugar. Descubrimos, entre otras cosas, que el idílico lago es artificial, aunque las aguas de las que se nutre son de las más puras, ya que proceden directamente de la montaña.

Nuestro guía nos contó también la historia de San Gil, del que dice la leyenda llegó hasta aquí desde Atenas y esculpió la imagen de la Virgen y la cruz en una cueva. Ante estas imágenes y con una campana, evangelizaba a los pastores de la zona, a los que alimentaba con comida cocinada en una olla. Cuando se fue, enterró todo esto, y años después, unos pastores encontraron estas reliquias, convirtiéndose la cruz, la campana y la olla en los símbolos de la Vall de Núria.

Hoy en día hay una ermita dedicada a San Gil, y es muy curioso entrar en ella, ya que todas las paredes están grabadas con pequeñas placas con los nombres de un montón de mujeres que se llaman Núria. Además, es tradición pedirle al santo, y hay una pequeña urna con su imagen en la que todo el que quiera puede hacer su petición. Y, por supuesto, todos lo hicimos. Veremos si se cumplen nuestros ruegos 🙂 .

San Gil
Dejando nuestras peticiones a San Gil. ¿Se cumplirán?

Como buen lugar de peregrinaje, en Núria hay un importante Santuario, donde se encuentra la imagen de la Virgen. Y no solo eso, sino que aquí se realiza una de las tradiciones/actos de fé más extraños que he escuchado en mi vida.

La cruz, la campana y la olla de San Gil son algo más que un símbolo de Núria. Más allá de la historia del santo, se ha convertido en tradición que las parejas poco fértiles acudan aquí para tener hijos. Pero no basta con que la pareja pida tener hijos con una oración. Lo que marca la tradición, es que la mujer debe meter la cabeza en la olla y el hombre debe dar golpes a la campana. Y con este peculiar rito, se obra el milagro de la vida. Por si acaso, ninguna de las allí presentes hicimos la broma de meter la cabeza dentro de la olla…

Un poquito de trekking

Tras la visita cultural tuvimos la tarde libre para disfrutarla como quisiéramos. La mayoría optamos por hacer una caminata hasta Queralbs, comprobando así cómo es el camino de acceso a la Vall de Núria a pie. No sé si fuimos un poco inconscientes (por irnos de trekking de resaca) o que el guía nos engañó un poquito con las distancias, pero lo cierto es que sufrimos.

La ruta que conecta Núria y Queralbs se llama el Camino Viejo, y ha sido el acceso tradicional al valle desde mucho antes que existiera el tren cremallera. Aunque sufriéramos un poco, lo cierto es que el paisaje nos dejó alucinados. En la parte alta del trek seguíamos el río, por lo que nos encontrábamos rincones de gran belleza, e incluso cascadas.

Cascada Vall de Núria
Una de las cascadas que se pueden observar en el trek del Camino Viejo

En un principio deberíamos haber completado los 7 kilómetros de recorrido en dos horas, y tardamos finalmente unas dos horas y media. No fue tanta la diferencia, pero las piedras del camino y el calor nos pasaron factura. Una vez en Queralbs tomamos de nuevo el cremallera para completar el trayecto hasta Ribes, donde nos encontramos con una sorpresa con la que no contábamos. El tren que íbamos a tomar de vuelta a Barcelona solo pasa en invierno, ¡por lo que nos tocó esperar hora y media en Ribes hasta el siguiente tren! Intentamos tomárnoslo con humor y nos fuimos al bar a tomar algo para despedir el #BcnTB4 hasta que llegó la hora de tomar, por fin, el tren a Barcelona y llegar a casa sobre las 11 de la noche.

Fue un día agotador, pero muy divertido e interesante. Además de la ruta del Camino Viejo existen muchas otras para recorrer esta zona de los Pirineos, así que me vine de la Vall de Núria no solo con un buen recuerdo del día, sino también con las ganas de volver para seguir descubriendo curiosidades encerradas entre sus montañas.

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