¿Por qué viajar sola? Probablemente haya tantas respuestas a esta pregunta como mujeres aventureras que viajan solas. Afortunadamente para todas (y todos), cada vez hay más mujeres que se lanzan a recorrer el mundo en solitario, deseando aprender, conocer otras culturas, ver aquellos lugares con los que siempre han soñado o superar sus miedos.
En este post me he rodeado de 9 grandes viajeras que han probado esta «locura» para que sean ellas mismas quienes te cuenten sus razones para viajar en solitario. ¿Estás preparada? Ojalá después de leer este post quieras preparar la mochila y lanzarte a hacer realidad esa aventura con la que sueñas.
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Patricia Jiménez – Dejarlo todo e irse
¿Por qué viajar sola? Porque cuando viajas sola eres tú y el mundo, te abres a nuevas experiencias, conoces más gente, vives más intensamente. Tomas tus propias decisiones, continuamente, y tus sensaciones son sólo tuyas. Quizás las compartes en algún momento, pero con gente diferente a quien te rodea normalmente. Te obligas a estar sola contigo misma, a conocerte y a aceptarte tal como eres. Enfrentas y vences muchos miedos. Creces.
No creo que sea obligatorio ni necesario viajar sola, pero sí muy recomendable. Sobre todo si algo te dice me encantaría hacerlo, pero tengo miedo… ¡hazlo! Verás que no te arrepientes.

Monica de Cossio – Mi mochila me pesa
¿Con quién te vas? Sola. ¿Sola? ¿Y no te da miedo? Ésta es la frase recurrente que suelo oír cada vez que digo que salgo de viaje. Me llamo Monica de Cossio, tengo 60 años y llevo más de 40 viajando. Y no, no me da miedo. Tengo que confesar que cuento con algo de ventaja frente a muchas viajeras, y es que me crié y crecí en el Congo en donde mi padre, gran aventurero, era médico, con lo que los viajes y las aventuras las llevo en la sangre. Aún así recomiendo a la que le guste viajar que se atreva a viajar sola. Una vez superada esa primera vez, se te mete ese gusanillo en el cuerpo y ya no puedes pararlo.
Cuando viajas sola sales de la burbuja que crea el grupo, aunque sea solo otra persona. Tanto las personas con la que te cruzas, sean o no viajeros, están mucho más receptivos contigo y tú con ellos también. Tiendes a confiarte más con lo que te rodea. Aprendes a estar mucho más a gusto contigo misma. ¿Y no te aburres ? Me preguntan. No, no me aburro. Hace mucho que aprendí a estar a gusto conmigo. Es un tipo de viaje que me parece mucho más enriquecedor que cuando viajo con más gente. Soy yo la que me organizo, miro con qué transporte me voy a desplazar, dónde voy, qué quiero visitar. Me resulta mucho más intenso en cuanto a vivencias me refiero.
Acabo de volver de un viaje en solitario de Tanzania y, para minimizar los gastos, decidí llevarme mi propia tienda y acampar en los campings públicos de los parques. Es una experiencia fabulosa el dormirte escuchando todos los ruidos que emiten los animales nocturnos pues ninguno de esos campings están vallados. Y por supuesto los demás viajeros con los que me encontraba me preguntaban ¿y tu grupo dónde está?
La experiencia de viajar sola hace que el viaje sea mucho más intenso, más vivido y más profundo. En líneas generales la gente con la que me cruzo es gente buena deseando ayudarte. También he de reconocer que soy bastante prudente y hay zonas en algunos lugares en los que no entro estando sola. Animo desde aquí a que, a muchas de vosotras que todavía tenéis ciertos reparos a la hora de viajar solas, os animéis a probarlo por lo menos una vez. No hace falta irse lejos, podéis ir por Europa, pero al menos lo hagáis en alguna ocasión y ya veréis que repetiréis.

Patricia Rojas – La Cosmopolilla
Viajo sola porque quiero y porque puedo. Porque a veces me apetece, otras no. He elegido viajar sola en algunos de mis destinos; en otros no me quedó más remedio. La primera vez, como en todo, fue la más complicada. La que más miedos e inseguridades me produjo. Y eso que sólo fueron 3 días los que me separé del grupo para moverme sola por Bali.
El simple hecho de subir a ese autobús sin saber qué me iba a encontrar, buscar alojamiento mochila a cuestas, un lugar para almorzar… Me hizo sentirme llena de energía. Tenía que repetir, más días. Lo hice. Escocia y Colombia. Viajar sola no es estar sola. Hice amigos, anduve a mi aire y, sobre todo, me escuché mucho a mí misma. Un ejercicio maravilloso que espero hacer cada año.

Maruxaina Bóveda – Maruxaina y su mochila
Creo que debería ser obligatorio en algún momento de la vida estudiantil viajar sola. Porque lo que una aprende por el mundo, no se enseña en ningún aula. Es una excelente forma de superar miedos y prejuicios, de dejar atrás comentarios sobre lo peligroso que es todo por ahí fuera y de conocerse. Viajando sola todo depende de una y eso hace que la sensación de libertad supere al final cualquier sentimiento negativo que podamos encontrar en el camino.
Los momentos duros, que los habrá, servirán para hacernos más fuertes, sí, aunque suene a tópico es verdad, y para aprender en nuestras siguientes aventuras. El mundo es más amable de lo que parece y con una sonrisa, buen karma y sentido común, encontraremos siempre gente dispuesta a ayudarnos y a compartir experiencias en cualquier lugar.

Vero Boned – Sin mapa
Aunque no nos lo hayan dicho nunca, aunque durante demasiados años los libros de historia, las grandes revistas de viaje y el resto de medios de comunicación hayan tomado la decisión de no contarlo… ¡las mujeres llevamos viajando solas desde hace muchos, muchísimos años! Pero gracias a internet -con la web y las redes sociales- las mujeres que viajamos lo contamos y gritamos a los cuatro vientos. Y no es una cuestión de egos o por vanidad. Lo contamos para que otras mujeres que están en duda pero sienten deseos de hacerlo… ¡lo hagan!
Durante demasiados años hemos estado sometidas al mandato de un patriarcado que nos metió en la cabeza que nosotras «no podíamos» -o al menos no sin la compañía de un hombre-. Por suerte hoy tenemos altavoces (a través de la web) para demostrarle al mundo que sí podemos. Y yo añado que «debemos». Viajar es un arma de empoderación femenina muy potente y creo, desde mi humilde opinión, que es una de las más efectivas.
Tomemos las calles, recorramos el mundo cómo y cuándo nos plazca y demostremos -una vez más, así como hemos hecho en otros ámbitos- que las mujeres podemos hacer lo que nos propongamos y que el mundo también es nuestro. Viajar nos aporta libertad y confianza en nosotras mismas. Nos permite conocer nuevas culturas, ser más empáticas, pacientes, nos ayuda a desarrollar nuevas habilidades y ¡nos vuelve más sabias!

Paloma Lucas – Un blog de Palo
A veces, por circustancias del destino o por propia necesidad, tenemos que volver a viajar solas. Viajé sola por Europa hace tiempo. Sin embargo, en los últimos años había viajado siempre en pareja o con grupos de amigos. ¿Cómo volver a viajar sola? Me lo planteé como una necesidad, ya que cuando te gusta viajar tienes el instinto de coger la maleta e irte, sin más.
Viajar sola de nuevo en cierto modo era un reto, pero también una garantía. Estar solo ante un viaje te permite hacer cosas que de otro modo no te atreverías, tomar las riendas de tu propia aventura y explorar el destino sin otras distracciones. Mucha gente te dirá que eres valiente, que no se atreverían, que tú sola por ahí… pregúntate qué pensarían si fueras un chico.
En mi último viaje sola, un roadtrip por Puglia y Basilicata, cogí un coche de alquiler, una maleta y me fui sin más, con todas las ganas de comerme Italia y de visitar sitios increíbles. Así ha sido, he disfrutado de lugares desconocidos a los que se llega a través de escondidas carreteras secundarias. He hecho un slowtravel parando en cada salida para fotografiar preciosos trulli y calas al lado del mar. Y, por supuesto, he probado un montón de recetas típicas y tradicionales acompañadas de un buen vino. Y, cómo no, me he hecho muchos selfies. Seguro que no lo habías pensado, pero viajando sola mejorarás mucho la técnica de tus autorretratos.

Clara Estrems – Las sandalias de Ulises
Vivimos en un mundo en constante movimiento, siempre conectados e hiperestimulados. Hay tanto ruido a nuestro alrededor, que muchas veces a mí personalmente se me hace difícil escucharme. Si viajas en grupo, con amigos o en pareja trasladas tu universo local a otro lugar del mundo, estás a miles de kilómetros de casa, pero hablando de los mismos temas con las personas de siempre.
Viajar sola es para mí una forma de conectar conmigo misma. Dependo solo de mí, para lo bueno y para lo malo. Ello me hace estar mucho más alerta, no solo en los peligros, también en la forma de percibir todo aquello que me rodea. Observo y siento más intensamente y ello me hace descubrir facetas nuevas en mí. Viajar sola me ha hecho además empatizar más con la gente, el entorno y la cultura del lugar, y me ha regalado momentos únicos que son solo para mí, ya puede ser un atardecer, disfrutar de un templo en soledad bajo la lluvia o una sonrisa que ha acabado en una enriquecedora conversación.
… Y cuando vuelves, ves que todo está igual, pero tú ya no eres la misma.

Lidia Rodríguez – Mi pasaporte
Si viajar es una gozada, viajar sola es no solo una gozada sino también una oportunidad. Una opotunidad para conocerte a ti misma, para disfrutar de ese momento anacoreta y para descubrirte como persona. Nunca estás sola en un viaje aunque no lleves compañía. Lo más sorprendente y espectacular es que encontrarás a numerosos viajeros que se mueven como tú y que se van agrupando de forma natural. También es cierto que depende del lugar del mundo que tengas como destino y el plan en el que vayas. Si atraviesas el planeta con la idea de descubrir y empaparte de culturas nuevas, seguramente será mucho más fácil encontrar a un prójimo como tú con el que compartir ese tiempo de ocio.
Si el objetivo es algún país del centro de Europa, la cosa de hacer amigos será un poco más complicada. El carácter cerrado de los países nórdicos se nota sobre todo para nosotros los hispanos. Pero a lo que voy. Viajar sola para mí antes era algo impensable hasta que llegó un día y simplemente lo hice. De ese momento de duda pasas al momento control. Tomas las riendas absolutas de tu objetivo. Pero hasta que llegas a ese punto, seguro que se te van a plantear miles de incertidumbres antes de tomar la decisión. Nos cuesta salir de la zona de confort. Encontraremos mil quinientos argumentos que nos empujan en contra para abandonar la idea desde el primer instante.
¿Por qué nos invade la inseguridad a la hora de plantearnos un viaje en solitario? Tengo miedo a viajar sola por si me ocurre algo malo en un lugar solitario. Tengo miedo por si me pongo enferma y no cuento con el apoyo de nadie que me ayude a recuperarme. Tengo miedo a no encontrar a nadie con quien compartir todas las maravillas que estoy viendo y no tengo a nadie a quien contárselas. Mi madre siempre me repite, en los momentos delicados en los que necesitamos las palabras de mamá, que “nacimos solos, nos vamos solos y por eso debemos aprender a disfrutar, a lo largo de nuestra vida, de esos momentos de soledad” que, añado yo, a veces son un lujo. Así que, mujeres del mundo, viajen. Viajen siempre que lo deseen y no esperen por nadie.

Gracia Martínez – Living la vida Georgia
A diferencia de lo que piensa todo el mundo, viajo sola no porque soy valiente, como ellos dicen, sino porque tengo miedo a TODO. La paradoja es que me gusta viajar sola, y la única razón que me mueve a hacerlo es que, para las cobardicas como yo, es una muy buena oportunidad de encontrarme con todos mis miedos de golpe.
Mis miedos suelen ser descomunales. Cuando supero algunos, aparecen otros. Mis miedos me esperan debajo de cada cama en cada hotel, en todas esas calle oscuras que hay que cruzar, en cada avión o autobús que puedes perder, en esos extraños que vas a conocer y que se van a convertir en verdaderos amigos, en esas inmersiones en esos mares turquesas que ocultan corrientes poderosas, en esas bellas montañas heladas que solo esperan que te relajes para castigarte con su mal de altura, en ese mosquito zumbón que solo se relajará cuando te pique, y así hasta el infinito.
Cada desafío logrado es como una montaña rusa, empieza la ascensión sin saber mucho lo que te esperas, cuando estas arriba y ves la pendiente piensas todo lo peor, pero a la vez te emocionas, sientes mariposas, gritas y, cuando bajas, cuando el miedo ha sido superado, te das cuenta que te has sentido muy viva. Si sabes de lo que te hablo sabes que el sentirte muy viva al viajar sola causa una tremenda adicción. Si no lo sabes atrévete a viajar sola y, si puedes parar, me lo explicas.

Y yo, ¿qué opino de todo esto?
Hace poco más de dos años yo nunca había viajado sola y ni se me había pasado jamás por la cabeza hacerlo. ¿Qué fue lo que me impulsó a ello? Probablemente un cúmulo de cosas, pero creo que en el fondo las personas somos curiosas por naturaleza, inconformistas y ansiamos la libertad, y esto acaba aflorando de una manera u otra.
Ahora, después de haber viajado en varias ocasiones en solitario, he llegado a la conclusión de que para una mujer viajar sola es tan necesario como respirar. La sociedad machista en la que vivimos desde hace siglos nos ha acostumbrado a estar pendientes del qué dirán de nosotras, a que otros nos digan lo que podemos o debemos hacer y a que nos subestimen, llegándonos a hacer creer que no somos capaces de realizar nada por nosotras mismas. Y no es así.
Viajando sola te das cuenta de ello. No te imaginas la de mujeres que hay viajando solas por el mundo, cumpliendo sueños, hasta que sales ahí fuera y lo ves con tus propios ojos. Tampoco eres consciente de dónde están tus límites -y te aseguro que están mucho más lejos de lo que piensas- hasta que subes a una montaña de 5.000 metros, haces autostop por primera vez o duermes en mitad de la selva. Viajar sola te muestra un mundo diferente al de tu rutina, y debes aprender a tomar decisiones y resolver problemas, desde cosas sencillas como averiguar cómo ir a tu siguiente destino a otras más complejas como denunciar un robo en un país que no es el tuyo. Descubres que el mundo no es tan peligroso como quieren hacer creernos y que está lleno de gente buena que te ayudará si lo necesitas. Y, por encima de todo, lo más importante es la seguridad en ti misma que ganas cada vez que te lanzas a «llevar la contraria a la sociedad» y hacer aquello que te hace feliz. No lo dudes, ¡viaja sola!

¿Necesitas más razones para viajar sola?
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6 ideas sobre “¿Por qué viajar sola? 10 mujeres viajeras te contamos nuestra experiencia”
Hola Estela,
Muchas gracias por invitarme a participar en tu post, rodeada además de grandes viajeras. Ojalá muchas más mujeres se animen y nada haga que dejemos de viajar. Solas, con familia, en grupo, con el perro…pero cuándo, cómo y con quién querramos. Lo más importante es viajar con libertad, la mejor compañía. Y de paso que nos encontremos en algún lugar del mundo 😉
Un abrazo,
Maruxaina.
Gracias a tí por tus palabras. Todas deberíamos viajar más. ¡Qué distinto sería el mundo si la gente viajase y abriese su mente!
Hola Estela,
Un placer colaborar contigo en este estupendo articulo.
Saludos viajeros
Gracia
Gracias a tí por participar, si juntamos nuestras voces, se nos oirá más lejos 🙂
Hola, estoy leyendo y buscando información, porque ahora en febrero tengo mis merecidas vacaciones (no son tantos dias y justo es mi cumpleaños), la verdad que nadie puede viajar en la fecha que me dieron a mí y tengo ganas de probar y conocer esto de viajar sola, pero la verdad me da mucho miedo, seguramente vienen por lo típicos prejuicios que tenemos, irte sola? A dónde? Sentirme realmente sola me da un poco de pánico, leo sus experiencias y me fascinan pero al rato vuelven todos mis miedos, mi familia me lo recomienda pero soy yo quien tiene esos miedos! Tengo 31 años y es la primera vez que necesito esto, no se soy soltera sin hijos y me doy cuenta que nunca hice nada por mí y está sería la primera vez que lo haría y miente y corazón necesitan ese cambio, esa prueba! Gracias, soy de Córdoba, Argentina
Hola Mercedes,
Es normal tener todos esos miedos; lo desconocido asusta. Creo que si tienes el apoyo de los tuyos (cosa que no es habitual) y sientes que es tu oportunidad, lo tienes que probar. ¿Qué mejor momento? Además, como dices, son pocos días, entonces si la experiencia no te gusta, pasará rápido :). Mi recomendación es que vayas a un sitio relativamente cercano, puede ser en Argentina mismamente. No sé si conoces el norte, en Salta y Jujuy hay muchísima gente viajando sola, y si te hospedas en hostels podrás conocer a un montón de gente con la que no te sentirás sola en absoluto. Además, son lugares preciosos. Si no, también puedes probar a cruzar a Chile, o incluso a Uruguay que en febrero aún podrás disfrutar de las playas. Como son lugares cercanos, si te agobias puedes volver a casa fácilmente (pero ya verás que te lo pasarás de maravilla :)).
Estoy comenzando un proyecto nuevo que se llama #QuieroViajarSola (www.quieroviajarsola.com). Te invito a que lo mires y nos sigas en Instagram donde ponemos publicaciones de chicas que viajan solas para inspirar y ayudar a las que tenéis dudas.
Haz caso al corazón, pocas veces se equivoca ;).
¡Un saludo viajero!